Kurmasana y sus beneficios
La postura de la tortuga en yoga es fundamental para los practicantes «avanzados». Desde fuera, la asana realmente recuerda al animal tortuga. A pesar de la aparente sencillez de la asana, para los principiantes es difícil entrar en la postura, por lo que es mejor comenzar con la versión simplificada – Upavistha Konasana.
Para esta postura, enderece la espalda y sepárela ampliamente hasta un estado de tensión cómoda. Asegúrese de no «caerse» hacia atrás, sino de sentarse firmemente sobre los huesos pélvicos. Con la exhalación, intente inclinarse hacia adelante con la espalda recta, los dedos de los pies apuntando hacia arriba y hacia usted.
Sin embargo, tanto la postura de la tortuga como Upavistha Konasana pueden ser difíciles para los principiantes. En este caso, observe claramente hasta dónde le permiten descender la pelvis y la espalda – ¡deténgase allí! Bajo ninguna circunstancia debe estirarse con la espalda, los brazos, los omóplatos, etc. Su objetivo es trabajar en la apertura de la pelvis.
Esforzarse y lesionarse puede resultar en un efecto contrario para la salud en lugar de lo que realmente buscabas.

Kurmasana, con una práctica constante y progresiva (¡no dolorosa!) tiene muchos beneficios. Cada etapa de entrar en la postura afecta al cuerpo más intensamente, en particular, ayuda a los discos intervertebrales.
La postura de la tortuga tiene otros beneficios:
– estimulación del tracto digestivo;
– mejora del funcionamiento de los riñones;
– normalización del sistema urinario;
– mejora del suministro de sangre a la espalda, el cuello y la cabeza.
Después de realizar la asana Kurmasana notarás una nueva claridad mental y tranquilidad. Por esta razón, la postura se utiliza a menudo antes de la meditación.
Postura de la tortuga en yoga – ¿cómo realizarla?
- Nos sentamos en la esterilla y extendemos las piernas rectas hacia los lados lo más posible.
- Flexionamos ligeramente las rodillas y llevamos los pies hacia el torso.
- Con la exhalación nos inclinamos hacia adelante, colocando gradualmente las manos debajo de las rodillas. ‘Empujamos’ las manos bajo las rodillas y las extendemos hacia los lados.
- Presionamos los hombros contra la alfombrilla y empujamos las palmas hacia el suelo.
- Recuperamos la respiración profunda.
Con la exhalación nos extendemos hacia adelante aún más, colocando gradualmente primero la frente en el suelo, y luego el pecho.
Cómo debe verse la asana en su ejecución final: las rodillas están cerca de las axilas, y los brazos y piernas se tocan en la zona del antebrazo.
Progresando gradualmente, notarás que la barbilla y el pecho ya están completamente colocados en el suelo, al igual que las piernas extendidas. Además, se pueden entrelazar los dedos detrás de la espalda, cruzar los pies de manera que la cabeza quede debajo de las piernas.

La postura de la tortuga en yoga y los errores al ejecutarla
En primer lugar, preste atención a las contraindicaciones. Retrase la ejecución de la postura si tiene dolor en la columna, artritis o ciática. En segundo lugar, la postura en sí es bastante complicada, por lo que hay muchos aspectos que se pueden mejorar:
- No intente separar las piernas más allá de sus capacidades. Si por ahora no es cómodo, quédese en el paso que es accesible en este momento.
- No cargue la parte baja de la espalda durante el ejercicio. En su lugar, enfóquese en las articulaciones de las caderas. Para esto, no doble la espalda.
- Los brazos se extienden estrictamente hacia los lados.
- No olvide los talones: toda la pierna está recta y en tensión, y los pies no deben «deambular». Asegúrese de que estén firmemente presionados contra el suelo.

Después de realizar la postura, se recomienda hacer un ejercicio compensatorio que incluya una flexión de la espalda. Para autoevaluarse en busca de errores, se recomienda pedirle a los cercanos que le tomen fotos o videos durante la ejecución. De esa manera, no solo corregirá la asana, sino que también observará su progreso con el tiempo.