Es natural que cualquier actividad compleja requiera tiempo y esfuerzo para su dominio. Pero eso no significa que sea tarde para que las personas maduras aprendan algo nuevo. Empezar a practicar yoga en la infancia y sentar una buena base para el automejoramiento futuro permite lograr resultados muy serios. Sin embargo, la historia conoce muchos casos de personas que empezaron a practicar yoga a una edad avanzada, después de lesiones, o cuyos diagnósticos les impulsaron a aprender asanas. El ejemplo más destacado es el de la reina de Bélgica, quien, al comenzar a los 84 años, dominó poses muy difíciles, incluida la parada de cabeza o Sirsasana.
Si haces de la práctica un culto y la tratas como la principal ocupación de tu vida, tendrás que dedicar prácticamente todo tu tiempo a entrenamientos de muchas horas. ¿Pero acaso el yoga requiere esto? El yoga no es el objetivo, sino un medio. Los sistemas de práctica modernos permiten encajar entrenamientos regulares en una agenda apretada de forma que no sufran ni el trabajo, ni la pareja, ni los hijos. Y si el hatha yoga puede convertirse en un interés común para los miembros de la familia, también servirá para fortalecer la unión familiar.
El principio principal en el desarrollo de conjuntos de ejercicios en yoga es el principio de compensación. Es esencial alternar la tensión y el estiramiento del músculo, por lo que el estiramiento es solo una parte de la práctica del yoga. Hay asanas que se realizan en variaciones dinámicas y que contribuyen al fortalecimiento muscular, y hay muchos conjuntos de fuerza que entrenan la resistencia. Existen tipos de yoga y programas específicos que son adecuados para diferentes objetivos, siendo lo más importante, con la ayuda de especialistas, elegir un conjunto que se adapte adecuadamente al estado actual y a los objetivos establecidos.
Parecería que en el espacio informativo moderno ya deberían haberse extinguido las afirmaciones de que el yoga es la habilidad de dormir en clavos, detener los ritmos cardíacos y hervir la sangre. Sin embargo, este malentendido sigue apareciendo en la conciencia de nuestros contemporáneos. Ciertamente, una práctica de yoga profunda y de muchos años puede formar habilidades de dominio perfecto del propio cuerpo, pero las capacidades fantásticas no son un fin en sí mismas. Lo principal en el yoga es la armonía con uno mismo y con el mundo que nos rodea, y no la habilidad de sorprender a los curiosos con trucos inusuales.
No todo conjunto de ejercicios de yoga facilita la quema intensiva de calorías. Al contrario, incluso existen rutinas cuyo resultado puede ser la ralentización del metabolismo, lo que favorece el aumento de peso. Por lo tanto, si deseas perder kilos de más, es importante elaborar un plan de entrenamiento bajo la guía de un especialista experimentado y desarrollar un menú equilibrado.
Los especialistas afirman que el yoga no es una panacea, sino una herramienta que debe usarse correctamente. Por eso es mejor comenzar las sesiones bajo la guía de un entrenador experimentado. Los practicantes avanzados saben: cualquier molestia es una señal para detenerse. Si, en cambio, se realizan los ejercicios sin pensar, sin escuchar al propio cuerpo, bajo el principio de «cuanto más, mejor», se puede causar un daño irreparable al organismo. Entre los principiantes que sobrestiman sus fuerzas y buscan resultados instantáneos, el porcentaje de lesiones durante el entrenamiento es bastante alto.
El yoga en sí no es una religión, y mucho menos una secta. En todo el mundo, millones de personas practican yoga: sus credos son bastante diversos. La mayoría de las religiones son tolerantes con el yoga, al igual que la enseñanza del yoga reconoce la libertad de elección de cosmovisión.
Algunos sacerdotes ortodoxos ven el yoga con recelo debido a casos aislados de personas que terminan en sectas que encubren sus objetivos egoístas con las enseñanzas del yoga. Pero la iglesia no está en contra del perfeccionamiento físico y la práctica regular.
En el yoga no se practican prohibiciones totales, solo hay ciertas recomendaciones. Y principalmente, esto se refiere a limitar o, mejor aún, abstenerse por completo de consumir sustancias embriagantes y alucinógenas (alcohol, nicotina, drogas). En cuanto a la alimentación vegetariana, muchas personas que practican yoga eventualmente dejan de comer carne, pero esto ocurre como resultado de comprender las verdaderas necesidades de su propio organismo.
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