El deseo de convertirse en madre es uno de los anhelos más naturales en las mujeres, cuya realización puede verse obstaculizada por problemas de salud que impiden a la mujer concebir y dar a luz. Según las estadísticas, un tercio de las parejas casadas que desean convertirse en padres no pueden hacerlo precisamente por la infertilidad femenina. Las causas de este trastorno pueden ser muy variadas, además, este diagnóstico no es un veredicto final y no significa que la maternidad esté prohibida para esa mujer para siempre.
Sin embargo, para luchar con éxito contra la enfermedad, es necesario primero identificar las causas de la infertilidad femenina. Esto permitirá desarrollar una estrategia y táctica adecuadas para combatir la enfermedad y obtener un resultado positivo más rápido. Si una pareja casada, cuya vida sexual es regular y no se utilizan anticonceptivos, no puede concebir un hijo en el transcurso de 12 meses, solo un médico puede ayudar en esta situación.
El éxito de las medidas tomadas depende de qué tipo de infertilidad femenina sea diagnosticada. Existen dos formas de la enfermedad:
La infertilidad absoluta se considera cuando una mujer no tiene útero o trompas de Falopio por alguna razón. En el pasado, este tipo de infertilidad femenina hacía absolutamente imposible llevar a cabo un embarazo por cuenta propia. Sin embargo, el desarrollo de las tecnologías reproductivas, como la FIV (fertilización in vitro) o la maternidad subrogada, brinda a estas mujeres la oportunidad de ser madre de un hijo biológicamente propio.
Además de la clasificación de la enfermedad según el principio de primariedad y secundariedad, existe también el concepto de infertilidad relativa. La infertilidad femenina temporal o relativa suele estar relacionada con causas que en este momento son un obstáculo para la concepción. La enfermedad, por ejemplo, puede ser consecuencia de anovulación: un ciclo menstrual monofásico que, aunque conserva la regularidad de los sangrados uterinos, se caracteriza por la ausencia de ovulación.
Esta situación puede ocurrir debido a diversas circunstancias, que incluyen la pubertad, el cambio de clima o la llegada de la menopausia. La infertilidad femenina relativa se puede superar si se aborda seriamente el problema a tiempo, se consulta a un médico, se desarrolla una táctica correcta y se sigue estrictamente el concepto de tratamiento elegido.
El factor determinante más importante para la clasificación son las causas que impiden la concepción. Entre ellas se encuentra la infertilidad, definida como:
Entre las causas de infertilidad femenina también se menciona la patología o ausencia del útero, el órgano donde se implanta el embrión y se desarrolla el feto durante 9 meses, conocida como infertilidad uterina. Esta patología puede ser congénita y manifestarse en la forma de un útero doble, bicorne o con la presencia de un tabique intrauterino, así como adquirida, surgida debido al pólipo, miomas, cicatrices en el útero o su extirpación y otros factores. También puede ser causada por la presencia de endometriosis, un crecimiento patológico de la capa mucosa interna del útero más allá de sus límites.
La infertilidad femenina puede ser causada por una patología cromosómica. La infertilidad estéril y psicológica puede ser el resultado de un deseo consciente o subconsciente de no tener un bebé. A veces, es el miedo al embarazo y al parto, otras veces es el deseo de no ser madre del hijo de un determinado hombre o el deseo de no someter la apariencia a cambios que el embarazo puede causar.
Un factor negativo de la infertilidad femenina que puede influir en el desarrollo del problema es la edad. Al momento de nacer, una mujer tiene alrededor de 400,000 óvulos. Sin embargo, la cantidad de folículos inactivos aumenta con la edad, lo que disminuye su reacción a las hormonas. Como consecuencia, el óvulo no alcanza su fase máxima de maduración, lo que provoca ciclos anovulatorios.
Otro factor de infertilidad femenina es el «envejecimiento de los óvulos». Está relacionado con cambios cromosómicos que llevan a la imposibilidad de fertilizar el óvulo, patologías en el desarrollo del embrión que provocan abortos espontáneos. La clasificación de los factores también incluye la idiopática o «infertilidad de génesis desconocida». Se determina cuando una evaluación exhaustiva de ambos socios no identifica razones por las cuales el embarazo no se produce. Esta situación no es tan rara y es característica de aproximadamente el 5-7 % de las parejas infértiles.
Normalmente, el trastorno de la función reproductiva transcurre sin un signo patognomónico claramente visible. Sin embargo, si una mujer consulta al médico con sospecha de infertilidad, el especialista puede establecer su presencia por síntomas indirectos o secundarios:
La ausencia de embarazo durante un año de vida sexual regular sin protección con una sola pareja sexual es el principal signo de infertilidad femenina. El período de un año se determina por cálculos estadísticos. La evidencia es que el embarazo durante la vida sexual regular ocurre en los primeros tres meses en el 30% de las parejas casadas sanas. En los siguientes siete meses, otro 60% de las parejas conciben. Después de once a doce meses de vida sexual regular, la fertilización ocurre en el 10% restante.
De esto se deduce que un año es un período suficiente para evaluar la capacidad de una pareja específica para concebir un hijo. Y si durante este periodo no se logra el embarazo a pesar de todos los esfuerzos, la ausencia de anticoncepción y la ausencia de patologías en la pareja, tiene sentido hablar de la presencia de infertilidad femenina.
Para asignar un tratamiento competente y efectivo para la infertilidad femenina, primero es necesario diagnosticarlo claramente. Para confirmar las sospechas de su existencia ayudan un examen ginecológico y una ecografía, que se realizan en la etapa más inicial para evaluar el tamaño y las características de la estructura de los ovarios, el útero, y detectar patologías de los órganos pélvicos. También se indica un análisis de sangre para hormonas, que permite determinar la función del sistema endocrino y de los ovarios.
Ayuda en el diagnóstico el auto-registro de la paciente de la gráfica de temperatura basal durante 2-3 ciclos menstruales, que se utiliza para evaluar la ovulación. Según el criterio del médico, como examen adicional, se puede indicar un monitoreo por ultrasonido del proceso de maduración del folículo y de la ovulación.
El éxito en la lucha contra la infertilidad femenina puede ser posible si se utiliza todo el arsenal de métodos modernos disponibles, incluida la laparoscopia, que es un procedimiento tanto terapéutico como diagnóstico. Durante el procedimiento de laparoscopia, el especialista tiene la oportunidad de observar una imagen clara y ampliada de los órganos pélvicos en la pantalla. Si durante el proceso se descubren causas de infertilidad, el especialista tiene la posibilidad de eliminar directamente estas causas durante el procedimiento: extirpar focos de endometriosis, quistes ováricos, adherencias.
También se utiliza la histeroscopia para un estudio más preciso de la cavidad uterina, detectando anomalías que no se diagnostican mediante ultrasonido y examen regular. La histerosalpingografía se lleva a cabo para determinar la permeabilidad de las trompas de Falopio. El examen se basa en la introducción de un agente de contraste en el útero, seguido de una serie de imágenes.
La elección del método de tratamiento para la infertilidad femenina depende de la causa que provocó la patología. Así, la terapia medicamentosa se usa para la infertilidad femenina causada por enfermedades infecciosas. En tal situación, se prescribe antibióticoterapia – medicamentos como ciprofloxacino, ofloxacino, metrogil, metronidazol y fármacos similares.
El tratamiento conservador también se prescribe en los síntomas de la variante endocrina de la enfermedad. Este tratamiento se basa en el uso de medicamentos que contienen hormonas, incluyendo clomid, gonadotropinas recombinantes o urinarias. En las infertilidades de tipo inmunológico diagnosticadas, por lo general se recetan corticosteroides y antihistamínicos.
Para combatir la infertilidad femenina se utilizan también métodos quirúrgicos de tratamiento. Estos métodos para eliminar la dolencia suelen ser efectivos al detectar patologías del útero y las trompas de Falopio. En tales situaciones, se trata de operaciones mínimamente invasivas que causan el menor daño posible a la paciente. Estas manipulaciones solo se realizan en entornos hospitalarios. El periodo de rehabilitación en este caso no excede de 3-5 días.
Los métodos quirúrgicos más populares son la histeroscopia y la laparoscopia, que también se utilizan con fines diagnósticos. En caso de infertilidad femenina causada por factores psicológicos, que según estadísticas ocurre en aproximadamente el 30% de los casos de problemas de función reproductiva, la paciente está influida por factores psicológicos: estados de shock experimentados, estrés. En tal situación, los psicoterapeutas y psicólogos pueden ayudar a resolver el problema.
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